“Los privilegiados” – con los privilegios que ya han adquirido y los que puedan seguir adquiriendo, mientras el “sistema” se mantenga.
“El resto” – sobreviviendo o mal viviendo, cada cual como pueda y teniendo en cuenta aquello de “sálvese quien pueda” y el que no pueda que no sé: equivoque, lamente ni se desespere, que nadie le va a rescatar.
Y usted estimado lector, se preguntará:
¿Hasta cuándo?
Sencillamente hasta que el “sistema”, caiga por su propio peso, porque repito que nadie espere un milagro.
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